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2 comentarios:
Para el inventor de tal artilugio se podría reinstalar uno de esos castigos antiguos: exposición en la picota sometido al escarnio público (o ese del Oeste, que involucraba alquitrán y plumas).
Bastaría con encerrarlo en una habitación, sin nada, completamente vacía, y darle la comida todos los días en sus dichosos abrefácil...
Yo creo que con una semana ya escarmienta de andar inventando tonteras, for ever...
(¿o será mucho sadismo?)
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