25 de octubre de 2019

María Magdalena

Giovanni Battista Tiepolo, María Magdalena
María Magdalena es un personaje bíblico, una mujer judía que, según los evangelios viajó con Jesús como seguidora y fue testigo de su muerte, sepultura y resurrección.
Tal vez su nombre le haya sido dado debido a la necesidad de diferenciarla de otras Marías, asignándole una no comprobable procedencia del pueblo de Magdala, a orillas del Mar de Galilea.

El Evangelio de San Lucas da detalles acerca de María, referentes a que había sido librada de siete demonios (o enfermedades, las que se asociaban a espíritus malignos), y dice que formaba parte del grupo que acompañaba a los apóstoles junto con Juana y Susana.

¿Luini? ¿Solano?, María Magdalena




Después de esto, Jesús andaba por todas las ciudades y aldeas, y allí proclamaba y anunciaba las buenas noticias del reino de Dios. Lo acompañaban los doce,
y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malignos y de enfermedades: María, a la que llamaban Magdalena, y de la que habían sido expulsados siete demonios;
Juana, la mujer de Chuza, el intendente de Herodes; Susana, y muchas otras que los atendían con sus propios recursos.
(Lucas 8:1-13)

El Evangelio de Marcos también lo dice, pero en un texto agregado en el siglo II, posiblemente tomado de Lucas.


Jean Jacques Henner, María Magdalena
Se cree que María era una mujer con medios económicos, de manera que podía proveer de recursos al grupo. Dado que siempre se la nombra en primer lugar, se cree que María pudo tener, entre las mujeres, el mismo rango que Pedro entre los discípulos.

Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles.
(Lucas 24:10)

En el año 591, el papa Gregorio I predicó una homilía en la qué, sin respaldo alguno, identificó a María Magdalena con la mujer pecadora que puso bálsamo en los pies de Jesús en Lucas 7:36-50 y la calificó de pecadora en el sentido sexual, es decir como una prostituta, aclarando sí que su acto final fue de penitencia.
De ahí en adelante el estigma de mujer de prostituta arrepentida se asoció permanentemente a María Magdalena, en la Iglesia Católica Romana.
Avanzado el tiempo y ya convertida en santa, María Magdalena se convirtió en patrona y protectora de las "mujeres extraviadas".
Las iglesias ortodoxas orientales, por el contrario, siempre han considerado a María Magdalena como una mujer virtuosa de toda la vida y nunca la ha tenido por penitente. María es una de las miróforas (las mujeres que llevaron mirra al sepulcro de Jesús sin saber que había resucitado) y una entre iguales entre los apóstoles.

Frederick Sandys, María Magdalena
Y como pasó el sábado, María Magdalena, y María madre de Jacobo, y Salomé, compraron ungüentos aromáticos, para venir a ungirle.
(Marcos 16:1)

Aun cuando el Vaticano admitió que su antigua enseñanza de María Magdalena como una prostituta arrepentida estaba equivocada y era errónea, en la cultura popular nunca se ha borrado esa imagen, y ha sido retratada como un prostituta en casi todas partes, por ejemplo en La última tentación de Jesucristo de Nikos Kazantzakis y en Jesucristo Superstar de Andrew Lloyd Webber.

En la película María Magdalena (2018) se busca liberar al personaje del estigma de prostituta arrepentida y niega fuertemente la idea de María como esposa de Jesús, entregando en cambio una imagen fuertemente feminista de discípula cercana e inteligente. Pero luchar contra milenios de difamación es casi imposible y al parecer el papa Gregorio le dio a María Magdalena, injustamente, un condena perpetua.

19 de octubre de 2019

El colesterol bueno, el colesterol malo, y el que está perplejo...

No tengo claro como funciona esto del colesterol, que hay uno bueno, que hay uno malo, y una lista de cosas que no hay que comer, o que hay que comer, según sea el caso… 

La verdad es que no me preocupo para nada del colesterol, ¿qué es una amenaza para mi salud? seguramente, pero hasta el aire que respiro es una amenaza, y no por eso voy a dejar de llenar los pulmones (la solución sería emigrar a un sitio muy lejano donde no exista la contaminación, pero mientras no gane la lotería, está fuera de discusión). 

¿Cuándo fue la última vez que me midieron o controlaron el colesterol? fue hace más de quince años. La doctora se indignó y me dio un sermón equivalente a unos cien latigazos con el gato de nueve colas. Luego me entregó la consabida lista de alimentos prohibidos. 

Claro que la doctora no me conocía, no sabía que yo soy porfiado, hijo y nieto de porfiados. Y por supuesto que hice caso omiso de la lista y seguí comiendo lo que me gusta, colesterol o no colesterol… Al año siguiente tuve que volver por eso del control, y debo reconocer que me sentía, frente a la doctora, como un niño de 10 años delante del director de la escuela, para responder por un atroz delito, como hacer la cimarra, por ejemplo. La doctora leyó el informe del laboratorio, me sonrió beatíficamente y, ante mi total sorpresa, me felicitó. –Mire, estos resultados, –me dijo– Ahora su colesterol bajó a la normalidad solo por haber seguido mis instrucciones, ¿ve que con un pequeño esfuerzo se puede?, mantenga la dieta que ha seguido durante este último año y le aseguro que no volverá a subir. 

Abandoné la consulta desconcertado, ¿se habrían equivocado en el laboratorio y enviaron con mi nombre el examen de un disciplinado paciente? Nunca supe que pasó y no lo sabré jamás. Pero esta vez decidí obedecer a la doctora y desde entonces he mantenido la misma dieta que seguí durante ese año. ¿Cómo estará hoy mi colesterol?, no lo se y no me interesa saberlo, porque, ¿qué influencia podrá tener mi nivel de colesterol en los destinos de la humanidad?, ninguno, seguro que ninguno…