26 de abril de 2020

La Yiara, sirena sudamericana, tan buena como la mejor de Europa.

Cuando era "cabro chico" y leía a Monteiro Lobato y sus "Aventuras de Perucho y Naricita", conocí a "La Yara", un personaje mitológico brasileño, entre otros que ese autor menciona en sus libros, como el Saci o el Capora. La había olvidado, con el curso de los años.

La Yara de "Perucho y Naricita"

Pero cuando buscaba una sirena para ilustrar lo que sobre ellas escribí, me llamó la atención una imagen que parecía extraña: una sirena morena, con el rostro pintado y ¡con cola de manatí!. Tuve que buscar, necesariamente, una explicación, y ahí me reencontré con la historia de este personaje mitológico, habitante del Amazonas.


La imagen más fiel que encontré de la Yiara
Aunque su nombre se escribe hoy de varias maneras (Iara, Yara), al parecer es Yiara, de Y=agua y Iara=señora, dueña, en Tupí-guaraní, es decir, "la señora de las aguas".

Obvio que su historia, como la todo ser mitológico que se precie, es trágica y, siendo mujer, tiene un trasfondo de discriminación. Por envidia ante sus habilidades, sus hermanos quisieron aseinarla en medio de la noche, pero ella consiguió vencerlos y matarlos en defensa propia. La ley es la ley, empero, y aunque se sea hija del chamán de la tribu no se puede matar a los hermanos impunemente, por lo que fué ajusticiada y arrojada al río. Allí fue recogida y acogida por los peces, adquiriendo cola de manatí para poder nadar, y convirtiéndose en la dueña de todas las aguas.

Con los años, han ido cambiando su imagen tradicional, pero aunque ahora le arrogan ojos claros y hasta algún despistado, que cree que los portugueses nacieron en esa tierra, la pinta de rubia, es obvio que tiene los rasgos y colores de una india amazónica, su pelo es negro, sus ojos oscuros y se engalana apropiadamente según sus ancestrales costumbres. No tendría branquias como sus parientes europeas, que viven en las profundidades, sino que saldría a respirar como cualquier manatí o delfín del Amazonas.


Indígena amazónica Guajajara
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25 de abril de 2020

Canto de sirena


 
Bellas son las sirenas,
con su nacarada piel,
con sus hermosos cabellos,
cuyas guedejas la brisa
deliciosamente hace ondear.

Bellas son las sirenas,
con su nacarada piel,
y melodioso el canto
cuyas armoniosas voces
nos hacen escuchar.

Bellas son las sirenas,
con su nacarada piel,
y quizá por eso olvidamos,
tan fácil, los hombres
para qué es ese cantar.

.

Sirena

De aquella voz melodiosa,
creo tal vez solamente
los ángeles del cielo
puedan tener realmente,

Prisionero me sentía
como de anzuelo, pensaba,
de musical armonía
que desde el mar me llegaba

 No me importaron las olas
y luché contra los vientos
solo quería librarme
de la angustia los tormentos

Y llegar hasta la dueña
de aquella voz armoniosa
dulce miel hecha sonido
y cantante misteriosa

Pero choqué con las rocas
que mi barca destruyeron
y descendí hasta el abismo
que las aguas me sumieron

Pues era la vera fuente
de esa voz tan deseada
una sirena muy hermosa
pero no menos malvada...