Recuerdo a la abuelita despidiéndose de su casa en el pueblo. Misma que compró el dueño del camión en que viajábamos.
Recuerdo a la abuelita recorriendo las habitaciones. En alguna parte encontró un pequeño mate de cerámica y me lo regaló. Lo conservé por muchos, muchos años. Siempre he tomado mate, pero jamás en él. Era un tesoro de dos colores entre café y verde oscuro ... Como los ojos de la Carmela cerrando la puerta de su casa y caminando hacia Palermo con sus hijas, sin mirar atrás...
11 de diciembre de 2007
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4 comentarios:
Servicio de utilidad pública, para ser borrado luego .
Porfa primos me pueden hacer llegar de alguna manera sus correos? me interesa tenerlos. mil gracias
Ya primo Pato tomé nota, gracias
Estos "Recuerdos brevísimos 1" ameritaban para un comentario atingente al tema.
Ceci, te veo como una testigo privilegiada de momentos cruciales de la familia.
Me pregunto...¿por qué estabas allí en se momento? Tenía casi la certeza que ustedes ya estaban instalados en La Serena y que el tío Recaredo ya trabajaba en aquella tienda de la calle Balmaceda.
Ese recorrido de la abuela recorriendo la casa y sus habitaciones, ese cerrar la puerta, caminar hacia Palermo con sus hijas y sin mirar atrás lo veo como una película en blanco y negro...
Debo entender que ese mágico mate que te regaló la Carmela ya no existe?
Tres razones de por qué yo estuve donde otros no estuvieron y me acuerdo...
1. Mi madre no me soportaba (debo haber sido bien pesadita) y me "cambiaba" por el Pato, quien feliz aceptaba ya que le daba oportunidad de jugar con niños, en especial en vacaciones.
2. Las tías a veces me pedían prestada, especialmente la Adriana quien me quería muchísimo. Un par de veces me llevó a Carén en invierno a descolgar y despalar las pasas.
3. Y, lo más importante, llegué a esa edad en que no tengo idea de donde dejé las tijeras, pero recuerdo con detalle incidentes de la infancia.
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