29 de septiembre de 2008

oferta... ¿¿??

Hace unos días atrás, cuando la mamá estaba hospitalizada, un médico recomendó, dada la demora para el exámen, que "compráramos" un Holter, para dicho evento.
La duda era si decía, comprar el aparato, o comprar el exámen en otro establecimiento.

Coticé un Holter, por medio del Trabajo y... evidentemente, se refería a hacerle el exámen en otro establecimiento.
Como oferta especial para la Empresa donde trabajo, llegó una cotización, descuento incluído, por la friolera de..... $10.157.840 iva incluído.

Mejor precio, no es posible encontrar.

PLOP.


18 de septiembre de 2008

Feliz cumpleaños de Chile

Oda al choripán

De madre chorizo,
de padre pan,
hijo mestizo
de nombre choripán.

La marraqueta abraza
a la longa chillaneja
bronceada a las brazas
con la guata contra la reja

Irresistible para el olfato
chúcaro para el aliento
ponga ojo con el gato
y ceja con el perro hambriento

Una cuchara de pebre
la línea de mayonesa
pone al seco alegre
de los pies a la cabeza

Lo esperan con largo diente
todos parecen jotes
al ritmo del son crujiente
hasta chuparse los bigotes

A la hora del balance
de nada vale que te mientas
aunque saltes aunque dances
calorías son quinientas

1 de septiembre de 2008

Ni lo uno ni lo otro...

Sino todo lo contrario...
(como dicen que dijo cierto Capitán General)


Según ciertos habitantes de Toconao,
la famosa quebrada no es de Jere,
ni -por cierto- de Jerez,
sino lisa y llanamente
de Jeria...


Aparte de lo del nombre,
lo que puede o no ser cierto,
me declaro baqueano del lugar,
con amplio conocimiento de cada rincón,
de cada vuelta y de cada cueva
de la quebrada.


Algunos años ha,
(tantos son ya?)
tuve la ocasión de recorrerla de punta a cabo,
y de cabo a rabo.


Conocí las cuevas (o lo que de ellas quedaba)
en que residieron hace un par de siglos
los atacameños,
conocí dónde se ocultaban en el día las lechuzas,
y las grietas en que dormían
los muchos murciélagos que pueblan
las frías noches de Toconao,
seguí los senderos que recorrían
los múltiples ratones cordilleranos,
y llené mis oídos con la música
de multicolores pajarillos...


Recuerdo aún dónde se daban los mejores membrillos,
los mas ricos damascos,
y las mejores peras de pascua...
probablemente no estén en el mismo lugar,
o tal vez si... ¿quién sabe?


En todo caso, esta quebrada esconde muchas cosas,
dignas de conocerse.
Un poco más ariba, y hacia la derecha, está la cantera
de donde se extraen los bloques de blanca piedra
con que se construyen las casas de ese poblado,
y también algunas de San Pedro (las de quienes pueden pagarlas,
claro, pues son patrimonio del pueblo).


Y hacia abajo del puente,
rodeada por los huertos familiares,
y siguiendo un camino serpenteante
que parte desde un añoso callejón,
sorprende encontrar una profunda hondonada
en la que se amontonan gigantescos bloques de piedra,
apilados como juguetes olvidados,
por algún pequeño dios atacameño.


Estas grandes rocas forman grutas, cuevas,
oscuros y húmedos rincones,
por los que escurren las aguas de la quebrada,
en pequeñas cascadas,
o simples arroyuelos
de frías aguas...
A las orillas de este barranco,
se encaraman,
como cerriles cabras,
algún damasco, una parra,
y hasta una generosa higuera,
que dan albergue a ruidosos,
vocingleros y alados vecinos...


No sé si hoy por hoy,
este rincón secreto permanezca,
o si cobrarán también entrada,
pero afirmo que,
si así lo fuera,
valdría la pena el gasto
de unas cuantas monedas.


Sólo lamento que, por ese entonces,
no tuviera la fiel cámara que hoy tengo,
para registrar tantas imágenes dignas de preservarse,
en algo menos frágil
que esta memoria...

Aquí dejo algunas, que no son sino una pobre muestra
de lo hermoso del lugar.

En el extremo superior de la quebrada, bastante más arriba del lugar a que llegan los visitantes.

La cantera, con sus endebles y artesanales escalas de madera.

La quebrada vista desde uno de sus costadas, casi oculta a la vista.


Bajo un bloque de piedra, y a la entrada de una sobrecogedora cueva