22 de noviembre de 2008

A propósito de Santa Cecilia, patrona de los músicos


Durante más de mil años, Santa Cecilia ha sido una de las mártires de la primitiva Iglesia más veneradas por los cristianos. Su nombre figura en el canon de la misa. Las "actas" de la santa afirman que pertenecía a una familia patricia de Roma y que fue educada en el, cristianismo. Solía llevar un vestido de tela muy áspera bajo la túnica propia de su dignidad, ayunaba varios días por semana y había consagrado a Dios su virginidad. Pero su padre, que veía las cosas de un modo diferente, la casó con un joven patricio llamado Valeriano. El día de la celebración del matrimonio, en tanto que los músicos tocaban y los invitados se divertían, Cecilia se sentó en un rincón a cantar a Dios en su corazón y a pedirle que la ayudase. Cuando los jóvenes esposos se retiraron a sus habitaciones, Cecilia, armada de todo su valor, dijo dulcemente a su esposo: "Tengo que comunicarte un secreto. Has de saber que un ángel del Señor vela por mí. Si me tocas como si fuera yo tu esposa, el ángel se enfurecerá y tú sufrirás las consecuencias; en cambio si me respetas, el ángel te amará como me ama a mí." Valeriano replicó: "Muéstramelo. Si es realmente un ángel de Dios, haré lo que me pides." Cecilia le dijo: "Si crees en el Dios vivo y verdadero y recibes el agua del bautismo verás al ángel." Valeriano accedió y fue a buscar al obispo Urbano, quien se hallaba entre los pobres, cerca de la tercera mojonera de la Vía Apia. Urbano le acogió con gran gozo. Entonces se acercó un anciano que llevaba un documento en el que estaban escritas las siguientes palabras: "Un solo Señor, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está por encima de todo y en nuestros corazones." Urbano preguntó a Valeriano: "¿Crees esto?" Valeriano respondió que sí y Urbano le confirió el bautismo. Cuando Valeriano regresó a donde estaba Cecilia, vio a un ángel de pie junto a ella. El ángel colocó sobre la cabeza de ambos una guirnalda de rosas y lirios. Poco después llegó Tiburcio, el hermano de Valeriano y los jóvenes esposos le ofrecieron una corona inmortal si renunciaba a los falsos dioses. Tiburcio se mostró incrédulo al principio y preguntó: " ¿Quién ha vuelto de más allá de la tumba a hablarnos de esa otra vida?" Cecilia le habló largamente de Jesús. Tiburcio recibió el bautismo, y al punto vio muchas maravillas.
María Llácer

8 comentarios:

Anónimo dijo...

No conocia la historia,las monjas en el Colegio nunca me la contaron,muchas otras pero esa
no

que interesante.
kena

Anónimo dijo...

Yo tampoco conocía la historia, es bueno saberla porque lamentablemente se ha desprestigiado un poco esta santa ligándola a cantantes que poco o nada tienen que ver con lo que la santa vivió.
Gracias Pato

Jenofonte dijo...

Sin entrar en las arenas movedizas que significaría el intentar validar la existencia real de la santa, ¿por qué es la patrona de la música, de los poetas, de los ciegos?

Algo de Chaucer:

Primeramente me gustaría explicar la etimología. del nombre de Santa Cecilia bajo la luz de su historia. En inglés significa «lirio del cielo» (coeli lilia), en representación de la pura castidad de la virginidad; o quizá se llamó «lirio» por tener la blancura de la honra, la lozanía de la conciencia y el dulce sabor de la buena fama. Alternativamente, Cecilia equivale a decir «sendero de los ciegos» (caecis via), debido al ejemplo de su enseñanza. O también, según he leído, Cecilia está compuesto por cielo (coelum) y Lea. Aquí, figurativamente, cielo significa su santa contemplación, y Lea, su incesante actividad.
Cecilia puede también interpretarse de la siguiente forma: «carente de ceguera» (caecitate carens), por la gran luz de su sabiduría y sus resplandecientes virtudes. O también quizá el nombre de esta radiante virgen proviene del cielo (coelum) y leos, pues ella puede muy bien ser llamada con toda justicia «un cielo para la gente» (un ejemplo de todas las obras buenas y juiciosas). Pues leos significa «gente» en inglés, y de la misma forma que desde el cielo se ven el Sol, la Luna y las estrellas, también en el sentido espiritual uno puede ver en esta noble virgen la magnanimidad de fe, la perfecta claridad de su sabiduría y muchas obras brillantes y excelentes. Los cultos han escrito que las esferas celestes son veloces, redondas y ardientes; también era así la blanca y hermosa Cecilia, siempre veloz y diligente en las buenas obras, perfecta y entera en su perseverancia, siempre ardiente con la radiante llama de la caridad. Acabo de explicar su nombre.

Cuentos de Canterbury, Prólogo al cuento de la segunda monja


De todos modos, Feliz Santo a la festejada, que no hay envidia porque no hay San Recaredo, pero es posible que lo haya si resulta lo que dice Quevedo:

Ésta es la información , éste es el proceso
del hombre que ha ser canonizado,
en quien, si advierte el mundo algún pecado,
admiró penitencia en exceso.

CeciliaCastillo dijo...

Gracias, gracias
Sin embargo, para qué vamos a entrar en el tema de las canonizaciones que ahi hay haaaaaaaaarto paño que cortar.
Como decía un cura amigo, "si es que hay cielo, y si es que llegamos allí, la media sorpresa que nos vamos a llevar con los que estén y sobre todo con los que NO estén"

Anónimo dijo...

(¿Como San Ciappelletto?)

Anónimo dijo...

quien es es ,Requi?




kena

Don Pato dijo...

Esto de los santos y mártires de los albores del cristianismo es un poco nebuloso y hay puro que creer no más... hay varios ejemplos...
Pero "en definitiva" como dicen los siúticos de hoy lo importante es el mensaje que se desprende de la lectura sobre sus (hipotéticas?) vidas.

Sobre Santa Cecilia...cuentan que, al día de su matrimonio, en tanto que los músicos tocaban, Cecilia cantaba a Dios en su corazón por ello es actualmente venerada como patrona de los músicos. Curiosamente había abrazado la virginidad así que su pobre marido Valeriano tuvo que apechugar no más.

Interesante como nos ilustra don Reca. Supongo que aquello de que "leos" signifique gente en inglés debe corresponder a un inglés muy arcaico.

Jenofonte dijo...

Lo que hace Chaucer es mofarse de los que inventan explicaciones sin mayor sustento. Hay una leyenda que narra que la santa cantaba alabanzas acompañada de un órgano, instrumento que no se había inventado todavía, pero la martiriología es un arte, caramba.