26 de agosto de 2010

A la Profe, con cariño...

Cuando leí esto, no pude menos que recordar a la Profe, que habitualmente se queja de estos niñitos modernos, que no sólo no leen, sino que ni siquiera son capaces de ver una película.

La recordé, y no pude menos que darme el trabajo de solicitar el permiso correspondiente, traducir el texto, y transcribirlo aquí, para que lo lea y vuelva a creer en la juventud.

Porque, si bien la autora -como claramente se entiende en el texto- es una quinceañera brasileña (16), el mero hecho de su existencia nos permite suponer -o al menos tener la esperanza- de que en este país aún quede alguna jovencita (o joven, no es cosa tampoco de hacer distinciones) con el seso suficiente para ser capaz de leer un libro, o de escribir algo tan brillante y fácil de leer como este post.

Y aunque pensé en La Profe al leerlo, y al traducirlo, lo pongo aquí para todos:

Reading

Créalo: La mayoría de los adolescentes de Brasil no lee los libros indicados por la escuela –o aún cualquier otro.
Y por quê? Porque leer da miedo; los clásicos entonces? Aterroriza!
Pero, tranquila, la culpa no está en los hombros de nadie.
Está en los de todos nosotros.
Desde niños nos es enseñado que los libros
–aún aquellos inofensivos con sus capas coloridas, cinco páginas y figuras grandes–
son reductos de alta complejidad lingüística y poderes sobrenaturales,
en los que campean el tedio y la incomprensión.
Entonces usted se pregunta:
“¿cual es la gracia de leer algo y no entender nada?”
Y se responde:
“Ninguna, caramba, mejor buscar algo entretenido para hacer”.
Los adolescentes no hacen nada que no sea divertido
–excepto que duros castigos le sigan los talones-.
Y muchas veces, incluso por encima de ellos.

Pero la culpa no es de nuestros padres,
ni de los padres de nuestros padres, ni de nuestros hormonas.
En la verdad, si buscáramos un culpable, seríamos llevados hasta donde un grito de “Tierra a la vista!” sonó por las selvas vírgenes de Brasil.
Al contrario de lo que dicen los libros de Historia,
no fuimos colonizados por los escritores, pintores y filósofos de las carabelas. Todos saben que la mayoría de los colonizadores brasileños eran indios,
esclavos y portugueses deportados. Y ellos no sabían leer.
Entonces, no es sorpresa que no seamos un país de lectores.
Así como no es sorprendente que la mayoría tenga dificultades en gramática,
literatura, producción e interpretación textual.
Es todo una consecuencia.
Y en ese caso, la peor de ellas es:
que recurren a resúmenes, pues finalmente necesitan de una nota.
Y quien pierde con eso no son nuestros profesores, ni los grandes autores.
Son ellos mismos.

OK, apuntar el problema es bien simple.

Y la solución para ese problema es más simple aún: leer.
El problema es comenzar.
No adelanta decir que está en la hora y coger la obra completa de Goethe, Victor Hugo o Camões.
Usted va a desistir en las primeras páginas.
La lectura es una práctica que requiere hábito.
Y ahora que decidimos comenzar, que tal un pequeño manual?

Como Ser Un Lector En Cinco Pasos

1. Coja uno de aquellos volúmenes únicos de lengua portuguesa cualquiera y lea todos los dibujitos. Sí, los dibujitos!
Perciba como las palabras unidas a la imagen consiguen que haya tanto significado.
Perciba la ironía y todos los significados de las palabras, en los más diferentes contextos.

2. ¿Recuerda aquellas revistas de Mampato o de Mickey Mouse que usted adoraba hojear cuando pequeña, pero no tenía paciencia de leer por completo?
Hora de sacarlos del cajón. Lea uno todos los días. Después aumente su cuota para dos.
Y cuando esé leyendo muchos por día, pase para el próximo paso.

2.1- Certifíquese de que está divirtiéndose con eso, es importante!

3. ¿Lo que prefiero? ¿Romance, Fantástico o Misterio?
Haga una investigación, busque indicaciones. Comience por algo pequeño.
Un libro de cien páginas ya está de óptimo tamaño.
Tome el tiempo que necesite, pero asegúrese de leer por lo menos un poco todos los días.

4. Cuando se sienta preparado, coja algo mayor. No exagere.
Haga todo de a poco. 100, 150, 200 páginas y por ahí va.
Las colecciones son un plato lleno, ya que aumentan gradualmente –además de que aguza el gusto de saber el final.

4.1 – No está gustando de la historia? Olvide y coja otro libro. La diversión es muy importante aquí.

5. ¿Está preparado? Hora de algo grande. Que tal uno de aquellos clásicos de la escuela?
O aquel super libro que usted siempre tuvo recelo incluso de hojear?
No tenga miedo. Usted es completamente capaz de llegar al final.
Finalmente, usted es un lector, ¿correcto?

Al poco, usted va a percibir como las palabras ya forman parte de su
día-a-día, va a descubrir lugares inimaginables, fantásticos
y aún así tan simples en las muchas hojas por donde paseó.
Va a entender que no es preciso saber todas las reglas gramaticales para saber escribir correctamente, va a sentir el gusto de la liberación cuando tenga una opinión formada sobre los más diferentes temas.
Va a tener un vocabulario vasto, y pasar horas estudiando historia y literatura no va a ser más (tan) tedioso. Va a llorar de emoción, llorar de reír y enamorarse de los más diversos personajes –no importa si villanos o jovencitos o simples ayudantes.
Y por encima de todo, va a poder inflar el pecho y decir:
Estoy colaborando para el final feliz de la historia más increíble que he conocidoí: la mía.

Entonces, que tal darme su mano? Tengo una cosa para mostrarle.
Confíe en mí. Es algo que forma parte de mí. Ahora, usted ya no tiene disculpas.
Tiene motivos. Y (en) Después De los Quince*, usted tiene todos los motivos.

De: Depois Dos Quinze, por Ilzy Sousa

* Con esto se refiere a su blog, en el que tres teener escritoras dejan muchas cosas de interés juvenil para leer, y es una invitación para leerlo.

4 comentarios:

CeciliaCastillo dijo...

Muchísimas gracias, hermanito. De verdad que esta lola hace renacer las esperanzas, pareciera entonces que no está todo perdido, por una parte, y por otra el tonto consuelo de darte cuenta de que en otras partes se cuecen las mismísimas habas.

Tengo nueve criaturas en Literatura y por lo menos logré que leyeran algunos episodios de "Recuerdos de Treinta años", y luego Martín Rivas para hacer un trabajo de comparación del libro con la teleserie.
Y ahi voy empujando la piedra como Sísifo, tratando de no perder la paciencia.

Muy buena tu traducción, te felicito, y gracias por hacerme este regalo tan hermoso y estimulante...

Snif...

Ah, y en la casa tengo al Vicente leyendo en voz alta una pequeña enciclopedia de dinosaurios, alternada con otra de animales salvajes. Ojalá esa semilla dé frutos...}

Rodrigo dijo...

Me alegra te gustara.
Sólo agregaré que está autorizada la reproducción total, y su difusión, con mención de la autora
(cosa por demás obvia).
Esto, por si te sirve con fines pedagógicos...

CeciliaCastillo dijo...

Sí pues. Lo voy a reproduci para mis estudiantes quienes van a ser profesores de lengua castellana y comunicación. No sé si a los colegas les interese, pero a los alumnos sí les va a gustar.
Thanks again.

ro dijo...

Muy interestante.