26 de noviembre de 2010

El enfermo de la 4-A (2.0)

- Ya, joven, despierte  (joven?? O_o)

- Señorita, que son las doce y recién me dormí... (refunfuñando)

- Ah, no sé, yo lo tengo que controlar. (con tono de auxiliar controlando pacientes a la medianoche)

- Pero si me ha controlado todo el día, no me la imaginaba tan controladora...

- ¿Controladora yo? ¿qué se cree? (sacando un celular del bolsillo) A ver, pero espéreme un ratito, que son las doce y  hace como media hora que no lo llamo...

- Vaya, pobrecito, caer en sus manos...

- Así soy yo, pues...  (guardando el celular sin haber llamado, obvio)

- ¿Así es? Ah, no... ¿sabe que más? Yo ya me estaba enamorando de usted, 
pero ahora que veo que es una controladora, olvídelo...

- ¿Cómo? ¿Ahora que estamos solos se va a poner fresco?
Cuidadito, que yo a los frescos les pego...

- Uf, ojalá... me encantan las mujeres malas... ¿no tiene un traje de cuero negro y botas altas, por casualidad...?



Hasta ahí llegó la falsa seriedad, y no pudo evitar reírse...
(¿sobra decir que tenía, en ese control, 189/136?)

En los hospitales se sufre. De muchas maneras, pero la experiencia enseña que, con un mínimo de esfuerzo, se puede uno reír también, y hacer reír además a personas que lo único que ven todo el día es a gente quejándose y quejándose... Es más difícil cuando se está solo en una pieza, pero no imposible...

Ah, y no puedo dejar de acotar que, en realidad, la auxiliar no tenía a quién controlar, y entonces uno piensa en si acaso hay puros ciegos por ahí, porque una mujer linda, rellenita y con sentido del humor, ¿sola? tss tss tss

(Continuará...)

12 comentarios:

Don Pato dijo...

Tengo un vecino que le gustan así, agraciadas y rellenitas. Yo soy mas bien admirador de las flacas, pero con "buen fierro" como decía un tío por ahí...
Cuando alguien con sentido del humor, como tú Rodrigo, las saca de la rutina y las descoloca, "están dadas" como acotaría el mismo vecino...
Lo que pasa también es que en los hospitales lo que menos hay son pacientes y sí muchos impacientes.

Rudolf Kastell dijo...

me vas a decir a mí...
mi experiencia en hospitales y clínicas supera por mucho la tuya, pero ahora estando casado, (y controlado) no se puede contar por acá.
(jaja)

tito dijo...

Puchas, esto es como los cuentos antiguos o novelas radiales que en el mejor momento una voz decía: continuará, mañana a la misma hora en esta misma emisora.
Quedábamos con la copucha hasta el día siguiente y así todos los días

tito dijo...

Mala memoria, estuve en mi adolescencia en una cama en el RAM 5 (Regto. Artillería Motorizado), siendo yo del del legendario Séptimo de Línea el RIM 7(Regto. Infantería Motorizada)
Ninguna enfermera, un frío recibimiento. Algunas consultas al "nuevo. Ese día se hizo una reunión de los infantes porque nuestros anfitriones no nos darían más comida, tendrían que ir algunos de los nuestros que pudieran caminar hasta el "rancho" (cocina) y traer los fondos desde nuestro regimiento.
La comida del RAM 5 era mala, no se conocía la carne, el café era sin azúcar (aclaro que todavía no existía el desabastecimiento en Chile)
Fui "voluntario" a buscar el desayuno, leche con azúcar y a media mañana una especie de avena con leche. Solo nos miraban los artilleros, había un desagradable ambiente de desunión, ya no nos hablábamos.
Al almuerzo la cosa cambió. Llegamos con nuestro fondo con rica comida y muchos enormes trozos de carne. Platos llenos y quedaba un montón. Reunión nuestra, análisis de la situación, los enfermos artilleros no tenían la culpa de lo sucedido, sobraba comida que se botaría, ¿qué costaba convidarles? Aprobación general, se les comunicó nuestra decisión. Qué alegría en sus rostros, después de meses probaron rica carne al almuerzo y comida. Leche, qué maravilla, el ambiente cambió, muy agradecidos, volvieron las risas, las conversaciones, anécdotas, chistes. Todo fue llevadero, y nos contaron que en su regimiento todo se lo robaban por eso tenían una alimentación asquerosa.
Alcancé a tener una visita de mis familiares, que llegaron asustados porque los trataron tan bien en la guardia que pensaron lo peor, y solo era una infección en una muela. Pronto fui dado de alta y de vuelta a mi unidad tuve un día libre instrucción donde conocí una bodega de explosivos y materiales para hacer inventario. No confiaban en los concriptos así que tuve el "honor" de ayudar.
Se suponía que con los ejercicios volvería al fin de la instruccion de verano con menos peso, craso error, volví con más peso igual que como mis compañeros infantes.

Rodrigo dijo...

¿No decía yo?
Si apretándolo un poquito, demás que le salía lo Castillo y se ponía a contar anécdotas inéditas...

Rodrigo dijo...

Falta el "famoso" nomás... que demás puede "blanquear" alguna anécdota y tirarla a la parrilla...

Total, ¿acaso no dicen, lo que no fue en su año...?

Reca dijo...

¿Blanquear?, lo que temo es la natural y humana tendencia a "colorear".
Después de todo, lo mejor de los recuerdos es uno los puede "acomodar", "adornar", "ajustar"...

tito dijo...

Entiendo lo de colorear, conozco sujetos que han salido con una 60-90-60 y después cuentan que salieron con una espectacular 90-60-90

Lore dijo...

Ya , de nuevo pk no me lo publicaron, ni se nota que el gato de este cateo está discriminando . decía que ....
Hombres , todos iguales ¡¡¡¡ (antes excluía a mi hijo , pero ya no )
Lo injusto es que las veces que he estado hospitalizada , no me ha tocado ver a ningún enfermero , sólo uno que otro auxiliar que para mala suerte ha sido gay , y ni se diga de los doctores que la mayoría son gordos , chicos y pelados, nada que ver con los que salen en la TV y trabajan en Santiago.
Por lo tanto cero posibilidad de vitrinear o echar el ojo.

Rodrigo dijo...

Naaa...
Ésa es pura mala suerte nomás, Lore, porque en aquél tiempo en que Rossana estuvo enferma, le tocó un doctor... de esos de telenovela centroamericana... (que casi casi me gusta hasta a mí... O_o)

tito dijo...

Recordé que una vez tuve bien enfermo en Calama, en mi juventud, caí en cama una semana, no podía levantarme y me recetaron varias inyecciones ya que no podía recibir penicilina. Una simpática amiga con la que había una mutua atracción se enteró y me fue a visitar. Le conté de mi problema y se ofreció a pincharme ya que trabajaba en el Policlínico de Codelco. Cuando ya tenía que bajarme el pijama me dió verguenza (porque en una disco nos habíamos besado) y le dije que no podía, que no quería que me viera. Entonces ella dijo de acuerdo, me voy. Pero tenía que pincharme y ¿cómo llamar a alguien que lo hiciera? vivía solo, no existían los celulares, nadie más iría a verme porque no estaban enterados, así que le dije bueno ya.
Pero la Vero dijo, sentida: -dijiste que no querías.
-Por favor, necesito que lo hagas, disculpa.
-Me tengo que ir, con una sonrisa entre venganza y compasión.
-Por favor, eres enfermera, no puedes irte sin pincharme.
Dejó entonces su traje de amiga y se puso el de profesional de la salud, me puse boca abajo sin mirarla, todo humilde, rogándole, entre un ay y otro, que por favor volviera a las próximas dosis, que Dios se lo iba a pagar.
Creo que Dios se lo pagó porque yo no lo hice, pero ella cumplió y fue un ángel guardián durante una semana.

Rodrigo dijo...

Ajá, parece que no sólo a mí me ligan los angelitos...