19 de septiembre de 2010

"Lázaro, levántate y anda...!"

.


"Lazaro" es el último apodo que me pusieron estos bandidos.

¿El por qué?
Ya va, ya va, "no apure ganado flaco"
como decía mi padre...

Como ya saben, estoy mal del estómago,
pero ése no era motivo para no subir a trabajar,
ya que ni siquiera había hora con la especialista
 hasta esta semana que viene,
y con pastillas y dieta, debía mantenerme bien.

Pero, como suelo ser bastante "fatal",
ocurre que nada más llegar
(subo el lunes de noche),
empecé a sentirme un poco mal.
Al término del primer día de trabajo,
ya estaba francamente enfermo,
y pasé con fiebre toda la noche.
El miércoles en la mañana, segundo día, me sentía morir,
con tos, dolor de cabeza, dolores musculares, desánimo,
en breve, una gripe en toda su expresión...

Obvio, no podía tomar ningún medicamento,
por la gastritis, de modo que sólo quedaba aguantarme.
Pero se me notaba enfermo, claramente,
apenas si podía trabajar, y literalmente "arrastraba los pies".

¿Por qué no fuí al policlínico, dirá alguien?
Qué se le vá a hacer, el cochino dinero.
Un fin de semana con tres feriados incluído en el turno,
es algo que sólo se dá una vez en la vida...
Y no es cosa de despreciar esas horas extras...
Si hubiera ido al policlínico,
el médico me manda de ipsofacto a casa...

Me arrastré todo el día,
no dormí por la fiebre en la noche,
y el jueves fué peor que el miércoles.
Me caí de la cama en la mañana,
porque a eso no se le puede llamar levantarse,
llegué tarde al trabajo,
y trabajé el 25% de lo que trabajo a diario.
Más de alguno fué a verme , preocupado por cómo estaba,
y a sugerirme que me fuera, que no trabajara más.
Estaba dispuesto ya a volver a casa,
y decidí que si al día siguiente seguía mal, me iba.

Me fuí a acostar,
y me dormí "de un viaje" hasta el otro día.

Dormí tan bien,
que me levanté temprano,
lleno de ánimo y sólo con un poco de tos,
olvidado de todo lo que no fuera el que me sentía bien.
Tomé desayuno,
llegué temprano al trabajo, sonriendo y pisando fuerte,
y cuando entraba al taller,
escucho que dicen, con voz fuerte:

"¿Y quién dice que no existen los milagros?

Aquí está que el día feriado resucitó a Lázaro...!"


Ahí caí en la cuenta de que, efectivamente,
para trabajar el feriado y ganar ese dinero extra,
estaba en excelentes condiciones...

Así es que ahora soy Lázaro,
hasta que se les ocurra otro apodo nuevo...

.

2 comentarios:

Reca dijo...

Claro, es la "Corte de los Milagros", no solo los enfermos sanan, he visto trabajando en tal circunstancia a ¡un dirigente sindical!

Como decía Quevedo...:

¿Quién la Montaña derriba
al Valle, la Hermosa al feo?
¿Quién podrá cuanto el deseo,
aunque imposible, conciba?
¿Y quién lo de abajo arriba
vuelve en el mundo ligero?
El Dinero.

Y como digo yo...:

¿Quién en fecha tal lo lleva
a entregarse por entero
y al quejido lastimero
transforma en energia nueva?
Y aquello que ayer reprueba
¿convierte hoy en certero?
El Dinero.

CeciliaCastillo dijo...

Me atrevo a aventurar que no fue solo el Vil Metal la motivante medicina en este caso, sino el temor a ese terrible monstruo llamado Remordimiento: "¿Cómo duermo después masticando la derrota de haberme enfermado y perdido esta oportunidad?"
Eran casi como perder un penalty, si no, pregúntenle a Caszely...
Ah...y no olvides la foto...