12 de febrero de 2012

Permitido fotografiar y filmar...

Donde sí se puede tomar fotografías (por favor, sin flash) y filmar, es en el Convento de los Dominicos.
Un hallazgo casual, de esos en que se te ocurre leer un papel pegado en una pared, en la calle, y te enteras que se puede visitar el convento, a módico precio, con o sin guía, y con la posibilidad de tomar fotos.


Una de las primeras cosas que llaman la atención son estos mosaicos españoles, los más antiguos que se conservan, y que tienen 400 años. Bastante imperfectos, si se miran con ojo crítico, pero hay que pensar en que se hicieron en 1606.


Hay dos lugares del convento que requieren -sí o sí- de un guía: La biblioteca, antiquísima como el convento mismo, y la torre del campanario.

Esta última requiere de guía porque los estultos (por decirlo de manera culta) nunca faltan, y además del riesgo de que alguien se caiga campanario abajo (es bastante antiguo), también están las campanas. Y créase o no, hay gente a la que "le pican los dedos" por hacerlas sonar. Tanto así, que uno que subió con nosotros, pese a que se les advirtió que no se debía hacer, pese a que yo mismo le dije directamente que no debía hacerlo, tocó una de ellas. El pobre guía, que venía subiendo al final de todos, estaba muy molesto. Obviamente, el responsable era él.
(Lamentable tener que reconocer que el émulo del jorobado era chileno...)

Por cierto, aunque la vista desde el campanario es espectacular, y se sabe que desde allí se avistaba el arribo de los barcos a El Callao, hay que ser joven para subir hasta arriba. Confieso que llegué gateando al último piso (como iba de último, no se notó. El guía era muy discreto).




Esta es una vista del patio del convento, desde el campanario. Se alcanza a ver además el río y algo de Lima.


En ésta, se aprecia la Catedral y el Palacio Arzobispal, que también visitamos.


Y aquí una vista de la torre, desde el patio del convento (en el segundo piso están las celdas, aún en uso)
Se aprecia el San Miguel Arcángel coronando el campanario. (click para agrandar la imagen)


Aunque este convento tiene también catacumbas, éstas no se han abierto ni recuperado, como ocurre con las de San Francisco. Sólo se pueden ver las escaleras de acceso, cerradas. 


Sin embargo, debajo del templo hay una parte que sí se mantiene en excelente estado y a las que se puede ingresar sin problemas. Lo malo es que la luz es mala, de modo que la mayoría de mis fotos, al ser sin flash, salieron mal.
Hay enterrados allí muchos personajes importantes, incluso Virreyes del Perú.



La biblioteca, que se me estaba olvidando -como ocurre con la de San Francisco- te deja con ganas de ver, tocar y curiosear. Se entiende que eso no se permita, obvio. Obras como este libro de 1652 no durarían mucho si cada visitante lo tocara, hojeara o le sacara un recuerdito...


Este gigantesco cantoral se usaba a la hora de las oraciones (yo que estuve en ésas, ya no me acuerdo cómo se les llamaba), para que todos los presentes pudieran cantar sin problemas. En el coro del templo, puede verse otro similar (foto siguiente).



La sillería del coro tiene un trabajo en madera que te deja callado un buen rato. Al menos, a los que apreciamos tales cosas. por cierto, todo permanece funcional, y es utilizado, cientos de años después de creado. La madera proviene de Panamá, pues era más barato traerla de allá que de la selva peruana. La falta de caminos limitaba demasiado el acceso.

El convento se precia -y te lo hacen saber- de ser los depositarios de los restos de los tres santos peruanos: Santa Rosa de Lima, San Martín de Porres y San Juan Masías.



Santa Rosa es a quien se le da más importancia. Tiene su propio lugar bajo el convento, bastante amplio, donde yace su cuerpo. Y digo su cuerpo literalmente, porque por razones que no comprendo a cabalidad, a los tres santos los enterraron sin cabeza. las cabezas, por su parte, se encuentran en un altar dentro de la iglesia, expuestas a la vista, y donde son veneradas por los fieles. No dejan de verse algo macabras, sobre todo la de la santa. Hay mucha luz en contra, y no puede uno acercarse (o no debe), de modo que cuesta sacar una foto que sirva.







Y eso, por ahora.
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1 comentario:

kena dijo...

Medio viaje,y yo invitandote a la cuarta region,buhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.