21 de junio de 2016

Sólo el 0,05%.

Felicidad. ¿Qué es la felicidad? Medio mundo la busca y la otra mitad espera que le caiga algún día del cielo. Pero, ¿qué es?  

Según el diccionario de la RAE, felicidad es un "Estado de grata satisfacción espiritual y física."

Muchos millones de personas piensan que la felicidad es tener dinero, o que tener dinero necesariamente les traerá -como obligada consecuencia- la felicidad. Y, cuando alguien pretende decirles que no es así, que ni el dinero ni el poder que éste puede comprar implican por sí mismos el alcanzar ese estado de ánimo, se niegan a creerlo y aún se molestan.

Ahora, si lo pensamos objetivamente, ¿cuántos días de nuestra vida nos hemos sentido felices, completamente felices?
¿una docena, tres, ninguno?

Bien, he aquí que un hombre rico, más allá de lo que podía esperarse en su tiempo, y poderoso, uno de los más poderosos de su era, que gobernó un país rico y próspero nada menos que durante 50 años, nos escribe, antes de morir a la tierna edad de 70, sobre la obtención de la felicidad:

"He reinado más de cincuenta años, en victoria y paz. Amado por mis súbditos, temido por mis enemigos y respetado por mis aliados. Riquezas y honores, poder y placeres, aguardaron mi llamada para acudir de inmediato. No existe terrena bendición que me haya sido esquiva. En esta situación he anotado diligentemente los días de pura y auténtica felicidad que he disfrutado: Suman catorce. Hombre, no cifres tus anhelos en el mundo terreno".


Interesante. Creo que siendo como ha sido mi vida, en los años que llevo, me he sentido pura y auténticamente feliz, no menos de 14 días. Y eso incluye tanto el tiempo en que tuve ciertos medios materiales, como aquellos en que tuve tanto como un simple ratón.

El autor del texto es Abd ar-Rahman ibn Muhammadnota 1 (عبد الرحمن بن محمد), más conocido como Abderramán o Abd al-Rahman III, octavo emir independiente (912-929) y primer califa omeya de Córdoba (929-961), con el sobrenombre de al-Nāṣir li-dīn Allah ( الناصر لدين الله) "aquél que hace triunfar la religión de Alá".


 El califa Abderramán vivió setenta años y reinó cincuenta. Fundó la ciudad palatina de Medina Azahara, cuya fastuosidad aún es proverbial, y condujo al emirato cordobés al esplendor califal. Bajo su mandato, Córdoba se convirtió en un verdadero faro de la civilización y la cultura, tal que la abadesa germana Hroswitha de Gandersheim le llamó «Ornamento del Mundo» y «Perla de Occidente». Y sin embargo, de los 25.550 días de su vida, fué feliz nada más 14, un mísero 0,05%.

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20 de junio de 2016

Amazonas

En equitación, « monter en amazone » significa que el jinete cabalga con ambas piernas de un mismo lado del caballo. Durante siglos esta ha sido la única manera “decente” en que una mujer podía montar a caballo. Puesto que las faldas largas dificultaban de cualquier manera el que una mujer montara, se desarrolló una silla especial que permitiera manejar el caballo, aun teniendo ambas piernas del mismo lado. Se atribuye a Catalina de Medicis el diseño que mejoró la silla.


Lord Goring. - ¡Qué fastidio! No encuentro con quién hablar en esta casa. Y estoy repleto de informaciones de interés. Me siento como si fuese la última edición de tal o cual órgano. 
James. - Sir Robert está aún en el Foreign Office, milord.
Lord Goring. - ¿Lady Chiltern no ha bajado todavía ?
James. - Su Señoría no ha salido aún de su habitación. Miss Mabel acaba de volver de un paseo a caballo.
Lord Goring. -  ¡Ah! Eso, ya es algo.
(Oscar Wilde, El marido ideal)







Debería haber comenzado por describir la comitiva. Don José Miguel no era el único de poncho, o mejor dicho, muy pocos iban sin él, aunque algunos de los jóvenes lo llevaban alrededor de la cintura en vez de cubrir con él sus hombros. Casi todos usaban monturas chilenas, con un gran número de alfombras y pieles, Las señoras montaban sillas inglesas. La generalidad de ellas vestia casacas de color, largos vestidos blancos y sombreros adornados con flores; dos llevaban pequeños sombreros de teatro con plumas y ricos vestidos de seda: solo mi criada y yo teniamos sencillas y serias amazonas.
(Maria Graham, Diario de su residencia en Chile)








Con este incidente hubo un cambio en la posición de cada jinete, y ora fuese efecto de la casualidad, ora de un movimiento intencional, Leonor se encontró de repente al lado de Rivas; y Matilde, que trataba de contener los movimientos de su caballo, oyó a su lado la voz de San Luis que la saludaba.
-Aquí estamos mal -dijo Leonor a Martín-. ¿,Le gusta a usted galopar?
-Sí, señorita -contestó Rivas.
-Sígame entonces -repuso Leonor, volviendo su caballo hacia el sur.
Alberto Blest Gana, Martín Rivas)




"Rotten Row" es una corrupción de Route du Roi, o Camino del Rey, y es ahora una escuela de equitación. Los caballos son espléndidos y los hombres, especialmente los caballerizos, saben montar, pero las mujeres lo hacen muy tiesas, y además saltan, lo cual no se ajusta a nuestras normas. Me moría por mostrarles lo que es un galope americano realmente arrollador, pues ellas no hacían más que trotar del modo más solemne y aburrido del mundo, con sus trajes ajustados y sombreros de copa, que les daban el aspecto de las mujeres de un arca de Noé de juguete.
(Louisa M. Alcott, Las mujercitas se casan)




En aquel momento llegó junto a ellos el viejo cochero, que había estado aguardando cerca con su caballo; Fanny montó en el suyo y ambos partieron atravesando el parque en otra dirección... sin que en ella disminuyera su desazón al darse vuelta y ver a los otros dos, caminando juntos por la pendiente de la colina hacia el pueblo; ni le hicieron mucho bien los comentarios de su acompañante sobre las excelentes disposiciones de miss Crawford para amazona, cosa que el hombre había estado observando casi con tanto interés como ella misma.
––¡Da gusto ver a una mujer con tanto arrojo para montar! ––decía el buen hombre––. Jamás conocí a otra que se mantuviera tan bien a caballo. Parece que no tenga ni idea del miedo. 
(Jane Austen, Mansfield Park)



Al ver el coche, los jinetes apresuraron el andar de sus caballos. Delante, al lado de Veselovsky, iba Ana, que llevaba con paso tranquilo su caballo inglés, pequeño y fuerte, de crines y cola cortas. La hermosa cabeza de Ana, con los cabellos negros, que desbordaban del alto sombrero, sus hombros rectos, el talle fino, su actitud tranquila y graciosa, formaban una bonita estampa de amazona que, a la vez que la admiraron, llenaron a Dolly de sorpresa.
En el primer momento le pareció algo inconveniente que Ana montara a caballo. Daria Alejandrovna consideraba aquello como una coquetería que no iba bien con su situación. Pero, cuando la vio de cerca, rectificó aquel juicio. Era todo tan sencillo, tranquilo y digno en la figura y la actitud de Ana que nada podía resultar más natural.
(Leon Tolstoi, Ana Karenina)


Era, pues, en la última plataforma de la torre, bajo los pliegues de los colores nacionales, desplegados a la brisa del Firth of Clyde, donde la señorita Campbell gustaba de ir a soñar durante horas enteras. Allí se había dispuesto un bonito refugio aireado como un observatorio, donde podía leer, escribir, dormir, en cualquier época del año, al abrigo del viento, del sol y de la lluvia. Era allí donde tenían que ir a buscarla la mayoría de las veces. Si no la encontraban allí, era porque su fantasía la impulsaba a perderse en las florestas del jardín, ya sola, ya acompañada de la señora Bess, a menos que estuviera recorriendo a caballo los campos de los alrededores, seguida siempre por el no menos fiel Partridge, que tenía que espolear al suyo para no quedarse rezagado de su joven ama.
(Julio Verne, El rayo verde)

18 de junio de 2016

"La mejor manera de montar de lado, es la de las mujeres de este país".


El siguiente relato es parte de un libro de viajes, escrito por un Oficial de la marina mercante norteamericana, en el que -entre muchos otros lugares recorridos alrededor del mundo- relata su experiencia en las costas del Reino de Chile, en los albores del 1800, antes de que comenzaran los hechos que llevaron a nuestra independencia. Resulta muy interesante su visión de lo que conoció de nuestro país, obviamente en los puertos y ciudades mayores, tales como Talcahuano, Concepción, Valparaíso y Coquimbo. A nuestra capital no la visitó, y -curiosamente- cuando se refiere a ella la menciona como Saint Jago. Seguramente lo que, como angloparlante, pudo entender al escuchar Santiago. De la misma manera, habla de Coquimbo como puerto y como ciudad, y sólo como un comentario deja caer que, a veces, a la ciudad le llaman Serena. Más al norte de Coquimbo, por ese entonces, no existía lugar alguno digno de mención o visita por un mercante.
De las muchas cosas que habla (parte de las cuales también traduciré en una futura ocasión), me llamó la atención ésta, por tratarse de una costumbre casi perdida en nuestro país, pero que en otros lugares del mundo tiene fuertes cultoras y defensoras: la montura de lado o "a la amazona". Aunque para muchas mujeres actualmente es una muestra de discriminación, y prefieren montar a horcajadas, para otras es una muestra de fortaleza y destreza, pues resulta evidente que hay que ser realmente buen jinete para dominar el caballo, cabalgar y saltar obstáculos montada de esa forma.



 Veamos lo que dice al respecto:

"En equitación, esta gente supera a cualquier hombre que haya visto nunca. Sea que monten en un caballo adiestrado, o en uno que no lo esté, ellos cabalgan de la mejor manera, y muestran gran habilidad en el manejo de sus monturas. Ellos, como los mamelucos(*), adiestran a sus caballos para partir con asombrosa rapidez, y detenerse sorpresivamente. Yo les he visto correr a la mayor velocidad, hasta menos de un metro ochenta de la pared de una casa, y ahí detenerse bruscamente como si el animal hubiese caído muerto en el lugar. Algunas veces los he visto detener el caballo a galope tendido, extendiendo éste las patas delanteras y deslizándose unos tres metros y medio. Frecuentemente las patas traseras se recogen debajo del cuerpo, sentándose el caballo en su grupa, en la posición en que generalmente vemos a un perro.

Las damas son también aficionadas a este ejercicio, y la mayoría de ellas cabalgan extremadamente bien. La mejor manera de montar de lado, es la de las mujeres de este país. Su manera de montar a caballo es singular, y bastante sorprendente a los ojos de un extranjero. Al principio yo no pude comprender el cómo lo hacían. Pronto, sin embargo, tuve la oportunidad de recibir una lección, en una casa donde varias damas se reunieron con el propósito de entretenerse dando un paseo a caballo. Cuando trajeron los caballos y todo lo demás estuvo listo, ellas se prepararon para montar. Como hace todo buen marino, cuando hay una dama presente, yo ofrecí mi colaboración, se aceptó el ofrecimiento y una de ellas dijo "Ayúdeme a mí primero". "Oh, si" dije, con toda la galantería que poseo. Ella se acercó al costado de un caballo, sostenido por un sirviente, y poniéndose de frente a él, puso sus brazos sobre el arcen de la montura y, quedándose en esa postura, dijo "ayúdeme". Yo me quedé parado, sorprendido, no viendo ninguna parte de ella que la decencia me permitiera tomar para levantarla, y ayudarle a subir. El sirviente, al advertir mi confusión, dejó su puesto y tomó uno de sus tobillos en cada mano, ella dió un salto, y él la ayudó a subir usando toda su fuerza, hasta que estuvo a una altura suficiente para poder sentarse. Entonces ella se giró sobre sí misma, en el aire, ayudada por el hombre, quien, cruzando sus muñecas, la dejó sobre la silla con la mayor gracia y destreza. De esta manera, la primera de las damas fue ayudada a montar un caballo. Yo aproveché la lección, y pronto estuve listo para ayudar a una dama española a montar, con tanta gracia, yo supongo, como un antiguo caballero."

Es interesante este relato que él hace, por cuanto hasta hoy sobreviven dos formas de montar a la amazona, el estilo inglés y el estilo francés. En el inglés, que requiere mayor expertiz, la mujer apoya el pie izquierdo en las manos de quien le ayuda, y así se impulsa para subir, cruzando la pierna derecha entre su izquierda y el caballo, para engancharla en la horca de la montura. El estilo francés es más simple, la mujer apoya el pie derecho en las manos del ayudante, y se impulsa hacia arriba, para luego girar la cadera izquierda y sentarse en la silla, acomodándose luego en las horcas.


 Ante estos dos estilos, no es de extrañar que al autor del libro, norteamericano, lo desconcertara una mujer que no le ofrecía ninguno de los dos pies para que la ayudara a montar, sino la espalda.


(*) Mamelucos: Legendarios guerreros esclavos de origen turco o eslavo, que por varios siglos tuvieron gran importancia en Medio Oriente, y que -en la época del escritor- fueron incluídos en el ejército francés, formando un escuadrón de caballería adscrito a la Guardia Imperial.

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23 de abril de 2016

Roma

romaFue el literato y militar romano Marco Terencio Varrón (s. I) quien estableció la fecha de la fundación de Roma como el 21 de abril del año 753 a.de C., de acuerdo con los cálculos astrológicos de su amigo Lucio Tarucio Firmano.
Acerca del nombre de Roma, la idea del historiador Tito Livio de que se debe al nombre del fundador, Rómulo, es popular pero ha sido firmemente cuestionada por los estudiosos.
Así, Rómulo consiguió el poder supremo para él solo. La ciudad, cuando se construyó, fue llamada así por el nombre de su fundador.
(Tito Livio, Historia de Roma)
ippolito caffi el panteon
Ippolito Caffi, El Panteón
Otros historiadores, como Plutarco, no se comprometen con ninguna teoría en especial y lo que hacen es solamente exponerlas.
Unos dicen que Roma, hija de Ítalo y de Leucaria, o, según otra tradición, de Télefo el de Heracles casada con Eneas, fue la que puso el nombre a la ciudad; y otros, que no fue sino una hija de Ascanio el de Eneas. Según una sentencia, fue Romano, hijo de Ulises y de Circe, el que fundó Roma; según otra, Remo el de Ematión, enviado por Diómedes desde Troya, y según otra, Romis, tirano de los Latinos. ... No sólo esto, sino que aun los que con más fundada razón designan a Rómulo como denominador de aquella ciudad, no convienen entre sí acerca de su origen.
(Plutarco, Vidas Paralelas)
margo pasman
Margo Pasma, Roma
Por eso avienta a términos distantes
Del ítalo confín, a los que a vida
Dejó incendio voraz, salvados antes
Del acero de Aquíles homicida.
Por largos años sobre el ponto errantes,
Cerrando el paso a su virtud sufrida
E1 hado vengador ¿dónde no asoma?
¡Fue empresa colosal fundar a Roma!
(Virgilio, La Eneida)
En el año 248, durante el gobierno de Felipe el árabe, se celebró el milenio de la fundación de Roma con los Ludi Saeculares, celebración religiosa dedicada a la conmemoración de cada 100 años de aniversario de la ciudad. En esa ocasión se celebraron los 10 siglos de existencia en el Templo de Venus.
wyatt waters vista de roma
Wyatt Waters, Vista de Roma

Volví andando a casa. Roma, mi ciudad, la ciudad que hasta entonces había sido un consuelo infalible, se tendió ante mí como una mujer sigilosa y bella, exigente y gratificante, eternamente seductora. Y por primera vez en la vida no me dejé seducir.
Lindsay Davis, La plata de Britania)

De acuerdo con los tiempos, la ciudad de Roma ha sufrido los vaivenes de la historia, en su fundación se cree que contaba con unos 35 mil habitantes, población que creció a 130 mil cuando la fundación de la República. Durante el gobierno de Augusto llegó a contar con una población de 1 millón de personas. Después de la caída del Imperio Romano de Occidente la ciudad quedó reducida a unos 50 mil habitantes y quedó estancada y empobrecida hasta el Renacimiento.
En el siglo XIX, cuando el Reino de Italia se anexó Roma, contaba con 200 mil habitantes, población que comenzó a crecer hasta alcanzar el millón en 1930. En la actualidad la habitan casi 3 millones de personas. 
gutav palm el foro
Gustav Palm, El Foro
A Roma, sepultada en sus ruinas
(Francisco de Quevedo)
Buscas en Roma a Roma ¡oh peregrino!
y en Roma misma a Roma no la hallas:
cadáver son las que ostentó murallas
y tumba de sí proprio el Aventino.
Yace donde reinaba el Palatino
y limadas del tiempo, las medallas
más se muestran destrozo a las batallas
de las edades que Blasón Latino.
Sólo el Tíber quedó, cuya corriente,
si ciudad la regó, ya sepultura
la llora con funesto son doliente.
¡Oh Roma en tu grandeza, en tu hermosura,
huyó lo que era firme y solamente
lo fugitivo permanece y dura!
Grandes viajeros visitaron la ciudad en diferentes momentos de su historia, Benjamín de Tudela pasó por Roma posiblemente en el año 1166, y dejó su impresión de la ciudad.
antonio joli vista de roma
Antonio Joli, Vista de Roma
Hay muchas estructuras maravillosas de la ciudad, diferentes a cualquier otro lugar en el mundo. Incluyendo tanto sus partes habitadas como las que están en ruinas, Roma tiene cerca de veinticuatro millas de circunferencia. En medio de ella hay ochenta palacios pertenecientes a ochenta reyes que vivían allí, cada uno llamado Imperator, contados a partir de rey Tarquinio a Nero y Tiberio, que vivió en la época de Jesús el Nazareno, que termina con Pipino, que liberó a la tierra de Sefarad del Islam, y fue padre de Carlomagno.
Hay un palacio fuera de Roma (dice que es de Tito). El Cónsul y sus 300 senadores lo trataron con desagrado, porque no conquistó Jerusalén hasta después de tres años, a pesar de que le habían mandado capturarla dentro de dos.
En Roma es también el palacio de Vespasiano, un gran edificio y muy fuerte; También el Coliseo, en el que hay 365 secciones, de acuerdo con los días del año solar; y la circunferencia de estos palacios es de tres millas.
(Benjamín de Tudela, Itinerarios - s. XII)
En 1786 Johann Wolfgang von Goethe viajó a la península ibérica y convirtió su diario de viaje en el libro Viaje a Italia.
Veré Roma, la Roma eterna, no la que pasa cada decena de años. Si tuviese tiempo, lo aprovecharía mejor. La Historia, en particular, se lee aquí de una manera diferente que en cualquier otro lugar del mundo.aquarel-01
En otras partes se lee de fuera adentro. Aquí cree uno leerla de dentro afuera. Todo yace alrededor de nosotros y toma de nosotros los puntos de partida. Y esto no se refiere sólo a la Historia Romana, sino á toda la Historia del Mundo.
Desde aquí puedo seguir los conquistadores hasta el Veser ó hasta el Eufrates, y si quiero ser un vago, esperar á los triunfadores en la calle Sagrada, mientras me alimento de trigo y limosnas y tomo una parte á placer en todas estas magnificencias.
(Johann von Goethe, Viaje a Italia)
No hay duda de que Roma es una ciudad famosa, en un tiempo fue la ciudad capital del mundo occidental, de ahí su apelativo de Caput Mundi. También se le ha llamado La Ciudad Eterna, pero eso es tal vez por consideraciones religiosas ya que es el lugar en que se localiza el gobierno de la Iglesia Católica Romana.
Lo que es innegable es su importancia como centro cultural durante el Renacimiento Italiano, siendo la cuna de estilos como el barroco y el neoclásico.
Roma es la tercera ciudad más visitada en Europa, tanto por sus atractivos turísticos como por ser el objeto de un gran peregrinaje religioso.

12 de abril de 2016

Moscú

Moscú fue fundado en 1147, el primer registro histórico data del 4 de abril de ese año. Aparece en 1175 y 1176 como un lugar de cierta importancia. En 1271 se convirtió en la capital de la Rusia Moscovita, reemplazando a Vladimir.
moscu1No hay nada más extraordinario en este país que la transición de las estaciones. Los habitantes de Moscú no tienen primavera: el invierno se desvanece, y es verano. Este no es asunto de una semana, o de un día, sino de un instante, y como sucede supera toda espectativa. Llegamos de Petersburgo a Moscú en trineos. Al día siguiente la nieve había desaparecido. El 8 de abril, a mediodía, la nieve golpeaba las ventanas de nuestro carruaje. El mismo día, al atardecer, al llegar a Moscú, tuvimos dificultades para ser arrastrados sobre el barro hasta donde el comandante. A la mañana siguiente las calles estaban secas, las ventanas dobles habían sido retiradas de las casas, los ventanales se abrieron, todos los carros andaban sobre ruedas y los balcones se llenaron de espectadores. El día siguiente trajo consigo temperaturas de veinte y tres grados centígrados, con el termómetro colocado a la sombra y al mediodía.
(Edward Daniel Clarke, Moscú en 1800)
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Feodor Alekseyev, La Plaza Roja de Moscú
El oficial abrió la ventana con ansiedad, como si el aire escaseara en sus pulmones y salió al gran balcón para respirar el aire puro de aquella hermosa noche de julio.
Ante sus ojos, bañado por la luz de la luna, se perfilaba un recinto fortificado en el cual se elevaban dos catedrales, tres palacios y un arsenal. Alrededor de este recinto se distinguían hasta tres ciudades distintas: Kiltdi Gorod, Beloï Gorod y Zemlianoï Gorod, inmensos barrios europeo, tártaro y chino, que dominaban las torres, los campanarios, los minaretes, las cúpulas de trescientas iglesias, cuyos verdes domos estaban coronados por cruces plateadas. Las aguas de un pequeño río, de curso sinuoso, reflejaban los rayos de la luna. Todo este conjunto formaba un curioso mosaico de diverso colorido que se enmarcaba en un vasto cuadro de diez leguas.
Este río era el Moskova; la ciudad era Moscú; el recinto amurallado era el Kremlin, y el oficial de la guardia de cazadores que con los brazos cruzados y el ceño fruncido oía vagamente el murmullo que salía del Palacio Nuevo de la vieja ciudad moscovita, era el Zar.
(Julio Verne, Miguel Strogoff)
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P. P. Vereshchagin, Vista del Kremlin
El 2 de septiembre, a las diez de la mañana, hacía un tiempo parecido. Una luz fantástica lo inundaba todo. Moscú se extendía ante el monte Poklonnaia con su río, sus jardines, sus iglesias, y parecía poseer una vida propia con sus cúpulas que centelleaban como astros bajo los rayos del sol.
A la vista de este esplendor desconocido, de aquella arquitectura singular, Napoleón sintió esa curiosidad un poco envidiosa e inquieta que experimentan las gentes al contemplar formas de vida que desconocen.
Todos los rusos, cuando miran la ciudad de Moscú, ven en ella una madre; los extranjeros que la observan no perciben su condición de madre, pero sí su carácter de mujer. Y Napoleón advirtió todo esto.
«Ciudad asiática, de innumerables iglesias, Moscú la Santa... He ahí, por fin, la famosa población. Ya era hora», dijo. Y bajando del caballo ordenó que se desplegase ante él el plano de la ciudad y llamó al traductor Lelorme d'Ideville. «Una ciudad ocupada por el enemigo se parece a la doncella que ha perdido el honor», pensaba, lo mismo que había pensado en Tutchkov y en Smolensk. Y en esta disposición de espíritu examinaba a la bella oriental, a aquella desconocida extendida a sus pies. A él mismo le parecía raro ver satisfechos unos deseos que le habían parecido irrealizables. A la clara luz matinal miraba ora a Moscú, ora al plano, observando sus detalles, y la seguridad de su posesión le conmovía y le asustaba a la vez.
(Leo Tolstoi, La guerra y la paz)
Pashkov House in Mokhovaya street
La Casa Pashkov, una de las casas más hermosas de Moscú
Se ponía el sol. En la terraza de piedra de uno de los edificios más bonitos de Moscú, construido hace unos ciento cincuenta años, en lo alto, dominando toda la ciudad, estaban Voland y Asaselo. No se veían desde la calle, porque permanecían ocultos a las miradas innecesarias por unos jarrones de yeso con flores, también de yeso. Pero ellos veían la ciudad casi hasta sus límites.
Voland se sentaba en un taburete plegable, iba vestido con su hábito negro. Su espada, ancha y larga, estaba clavada verticalmente entre dos losas de la terraza, haciendo de reloj de sol. La sombra de la espada se alargaba lenta pero firme, acercándose a los zapatos negros de Satanás. Con su barbilla azulada apoyada en el puño, encorvado en el taburete, sentado sobre su pierna, Voland miraba, sin desviar la vista del enorme conjunto de palacios, edificios gigantescos y pequeñas casuchas destinadas al derribo.
Asaselo había abandonado su atuendo moderno: chaqueta, sombrero hongo, zapatos de charol y, como Voland, vestía de negro; estaba inmóvil junto a su señor y al igual que él, no apartaba la vista de la ciudad.
Voland habló: —Qué ciudad más interesante, ¿verdad?
Asaselo se movió y contestó con respeto: —Messere, me gusta más Roma.
—Bueno, eso es cuestión de gustos —dijo Voland.
(Mijail Bulgakov, El maestro y Margarita)
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Alexander Benois, El Teatro Bolshoi
Cuando llegamos a Moscú dije al jefe del grupo que no pensaba hacer de turista. Prefería deambular por la ciudad ya que en pocos días subiríamos al transiberiano y no podríamos caminar. Además, las vistas de Moscú estaban limitadas: el Museo del Kremlin estaba cerrado, muchas iglesias estaban clausuradas porque habían emprendido trabajos de restauración y mis compañeros de viaje sólo se exponían a un largo paseo en autocar por la ciudad. Fui al hotel Intourist y compré entradas para ver El cascanueces en el Bolshoi y un ballet moderno en el Teatro Stanislavski. 
(Paul Theroux, En el gallo de hierro)
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La Estación Nikolaievsky
El cochero condujo a Fandorin, cruzando todo Moscú, desde la estación Nikolaievsky hasta el barrio de Jamovniki. Era un día claro y alegre, y en los oídos de Erast Petrovich seguía resonando el grito de despedida de Lizanka:
—¡Así que hoy vendrá a visitarnos sin falta! ¿Lo promete?
(Boris Akunin, El ángel caído)

15 de agosto de 2015

Walter Scott

Sir Walter Scott (15 de agosto de 1771 - 21 de septiembre de 1832) fue un novelista, poeta y dramaturgo escosés famoso por sus novelas históricas. Sus novelas son leídas todavía en los tiempos actuales y son consideradas clásicas de la literatura escocesa en lengua inglesa. Sus obras pertenecen al estilo romántico y están llenas de un fuerte nacionalismo. Se le considera el verdadero padre de la novela histórica moderna.
Varias de sus novelas han sido llevadas al cine, desde 1909 en adelante, La novia de Lammemoor, Rob Roy, Quentin Durward, El Talismán, Kenilworth, Redgauntlet, pero sobre todo Ivanhoe.


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King Baggot como Ivanhoe en la pelicula de 1913
Ivanhoe es tal vez la novela que más difusión ha tenido, aunque podrán decir que no es la mejor, de todas maneras es la que está más enraizada en la cultura popular.
Aunque la novela gira alrededor de la irregular situación del gobierno de Inglaterra, puesto que el rey Ricardo Corazón de León, se fue a la Cruzada y dejó el país en manos de su hermano Juan Sin Tierra, quién no desea para nada su regreso, el tema transversal es el conflicto entre los sajones, que son la clase rural y los normandos, que son la clase dominante. Los normandos, como buenos conquistadores no tienen demasiado respeto por los conquistados.
-Yo hablo siempre el francés, que es el idioma que usa el rey Ricardo y su Nobleza; pero conozco el inglés lo suficiente para poder entender y contestar a los naturales del país.
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Tamara Akulova como Rowena en la versión rusa de 1983
Hay también un conflicto generacional, Cedric, el padre de Wilfredo de Ivanhoe es un viejo sajón que mantiene vigente su orgullo nacional y lucha por seguir sus leyes y tradiciones. El conflicto, que la novela muestra como algo pasado, se genera cuando Wilfredo pretende a lady Rowena, la protegida de Cedric, siendo que este último la tiene destinada a casarse con Athelstane, noble sajón que pertenece a la línea de la realeza sajona. Esta pretención de Wilfredo le cuesta el rechazo paterno. Pero también hay un conflicto político, Cedric es, digámoslo así, un conservador. Mientras Wilfredo de Ivanhoe es un joven que de alguna manera está abriendo el camino a una nueva Inglaterra, él es leal al rey Ricardo, un normando.
-¡Palestina, Palestina! ¡Con cuánto interés se escuchan las nuevas que de allá nos traen los enviados y peregrinos! También yo debiera escucharlas con ardiente interés. ¡Pero no! ¡El hijo que me desobedece, no es mi hijo! ¡Su suerte me interesa menos que la del último de los cruzados!
La novela se desarrolla en los conflictos entre razas y clases sociales, la lucha por el poder entre los grandes y la lucha por sobrevivir entre los de abajo, como siempre. Todo condimentado con torneos, rebeliones y amores imposibles.
rebeca
Olivia Hussey en el papel de Rebeca en la versión de 1982
Aunque Wilfredo de Ivanhoe es el héroe, representando los valores de la caballería, el valor personal y el honor a toda prueba, la verdad es que como personaje no es realmente atractivo, lo mismo pasa con lady Rowena, hermosa, virtuosa y de educadas maneras, pero cuyo único gesto resaltable es que mantiene con fuerza su rebeldía al negarse a casarse con el valiente pero de pocas luces, Athelstane.
Athelstane, que como ya sabe el lector era lento e irresoluto, pero no cobarde, viendo una mujer protegida con tanto esmero por el Templario, no dudó que sería lady Rowena, y suponiendo que se había apoderado por fuerza de ella y que procuraba llevársela consigo a toda costa resolvió salvarla.
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Sam Neill hizo un excelente Bois-Guilbert en 1982
Aunque dejando a un lado a Reginaldo Frente-de-buey, malo entre los malos, el antihéroe es Brian de Bois-Guilbert, normando y caballero templario, gran guerrero además, pero de un orgullo desmedido (y tal vez justificado). Creo que es el personaje más interesante de la novela, y al final resulta un héroe trágico. Su amor por la judía Rebeca lo hace perder su orgullo y dudar de su vocación. Muere, dice el texto víctima de la violencia de sus pasiones, es decir que muere por amor, solo con su muerte podía salvar la vida de la mujer que ama.
Para mi hay una gran diferencia entre Ivanhoe y Bois-Guilbert, Ivanhoe no lucha realmente por Rowena, si al final se queda con ella es por la fuerza de las circunstancias, además que Athelstane renuncia a la mano (renuncia a lo inalcanzable de todos modos y jura lealtad al rey Ricardo), mientras que Bois-Guilbert está dispuesto a renunciar a todo, a su situación social, incluso a su religión, por la hermosa Rebeca.
-¡Óyeme, Rebeca! -continuó con extraño anhelo. Más esperanzas de vida y libertad puedes tener que las que esos insensatos se figuran. Monta en la grupa de mi caballo, de mi valiente Zamor, que nunca abandona a su jinete. Despojo es del soldán de Trebizonda, a quien vencí en singular combate. ¡Monta, digo; y dentro de pocas horas te burlarás de esos encarnizados perseguidores; un nuevo mundo de placeres se abrirá a tu vista, y a mí, nueva carrera de ambición y fama! ¡Pronuncien contra mí sus anatemas; y los desprecio!

11 de diciembre de 2014