18 de junio de 2016

"La mejor manera de montar de lado, es la de las mujeres de este país".


El siguiente relato es parte de un libro de viajes, escrito por un Oficial de la marina mercante norteamericana, en el que -entre muchos otros lugares recorridos alrededor del mundo- relata su experiencia en las costas del Reino de Chile, en los albores del 1800, antes de que comenzaran los hechos que llevaron a nuestra independencia. Resulta muy interesante su visión de lo que conoció de nuestro país, obviamente en los puertos y ciudades mayores, tales como Talcahuano, Concepción, Valparaíso y Coquimbo. A nuestra capital no la visitó, y -curiosamente- cuando se refiere a ella la menciona como Saint Jago. Seguramente lo que, como angloparlante, pudo entender al escuchar Santiago. De la misma manera, habla de Coquimbo como puerto y como ciudad, y sólo como un comentario deja caer que, a veces, a la ciudad le llaman Serena. Más al norte de Coquimbo, por ese entonces, no existía lugar alguno digno de mención o visita por un mercante.
De las muchas cosas que habla (parte de las cuales también traduciré en una futura ocasión), me llamó la atención ésta, por tratarse de una costumbre casi perdida en nuestro país, pero que en otros lugares del mundo tiene fuertes cultoras y defensoras: la montura de lado o "a la amazona". Aunque para muchas mujeres actualmente es una muestra de discriminación, y prefieren montar a horcajadas, para otras es una muestra de fortaleza y destreza, pues resulta evidente que hay que ser realmente buen jinete para dominar el caballo, cabalgar y saltar obstáculos montada de esa forma.



 Veamos lo que dice al respecto:

"En equitación, esta gente supera a cualquier hombre que haya visto nunca. Sea que monten en un caballo adiestrado, o en uno que no lo esté, ellos cabalgan de la mejor manera, y muestran gran habilidad en el manejo de sus monturas. Ellos, como los mamelucos(*), adiestran a sus caballos para partir con asombrosa rapidez, y detenerse sorpresivamente. Yo les he visto correr a la mayor velocidad, hasta menos de un metro ochenta de la pared de una casa, y ahí detenerse bruscamente como si el animal hubiese caído muerto en el lugar. Algunas veces los he visto detener el caballo a galope tendido, extendiendo éste las patas delanteras y deslizándose unos tres metros y medio. Frecuentemente las patas traseras se recogen debajo del cuerpo, sentándose el caballo en su grupa, en la posición en que generalmente vemos a un perro.

Las damas son también aficionadas a este ejercicio, y la mayoría de ellas cabalgan extremadamente bien. La mejor manera de montar de lado, es la de las mujeres de este país. Su manera de montar a caballo es singular, y bastante sorprendente a los ojos de un extranjero. Al principio yo no pude comprender el cómo lo hacían. Pronto, sin embargo, tuve la oportunidad de recibir una lección, en una casa donde varias damas se reunieron con el propósito de entretenerse dando un paseo a caballo. Cuando trajeron los caballos y todo lo demás estuvo listo, ellas se prepararon para montar. Como hace todo buen marino, cuando hay una dama presente, yo ofrecí mi colaboración, se aceptó el ofrecimiento y una de ellas dijo "Ayúdeme a mí primero". "Oh, si" dije, con toda la galantería que poseo. Ella se acercó al costado de un caballo, sostenido por un sirviente, y poniéndose de frente a él, puso sus brazos sobre el arcen de la montura y, quedándose en esa postura, dijo "ayúdeme". Yo me quedé parado, sorprendido, no viendo ninguna parte de ella que la decencia me permitiera tomar para levantarla, y ayudarle a subir. El sirviente, al advertir mi confusión, dejó su puesto y tomó uno de sus tobillos en cada mano, ella dió un salto, y él la ayudó a subir usando toda su fuerza, hasta que estuvo a una altura suficiente para poder sentarse. Entonces ella se giró sobre sí misma, en el aire, ayudada por el hombre, quien, cruzando sus muñecas, la dejó sobre la silla con la mayor gracia y destreza. De esta manera, la primera de las damas fue ayudada a montar un caballo. Yo aproveché la lección, y pronto estuve listo para ayudar a una dama española a montar, con tanta gracia, yo supongo, como un antiguo caballero."

Es interesante este relato que él hace, por cuanto hasta hoy sobreviven dos formas de montar a la amazona, el estilo inglés y el estilo francés. En el inglés, que requiere mayor expertiz, la mujer apoya el pie izquierdo en las manos de quien le ayuda, y así se impulsa para subir, cruzando la pierna derecha entre su izquierda y el caballo, para engancharla en la horca de la montura. El estilo francés es más simple, la mujer apoya el pie derecho en las manos del ayudante, y se impulsa hacia arriba, para luego girar la cadera izquierda y sentarse en la silla, acomodándose luego en las horcas.


 Ante estos dos estilos, no es de extrañar que al autor del libro, norteamericano, lo desconcertara una mujer que no le ofrecía ninguno de los dos pies para que la ayudara a montar, sino la espalda.


(*) Mamelucos: Legendarios guerreros esclavos de origen turco o eslavo, que por varios siglos tuvieron gran importancia en Medio Oriente, y que -en la época del escritor- fueron incluídos en el ejército francés, formando un escuadrón de caballería adscrito a la Guardia Imperial.

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5 comentarios:

Jenofonte dijo...

¿Cual es el libro?

CeciliaCastillo dijo...

No logré entender cómo era que la tenían que subir...

Rodrigo dijo...

La forma de subirla, Ceci, es bien curiosa: La mujer está de frente al costado del caballo. El hombre se agacha, la toma de los tobillos, ella da un salto y él aprovecha el impulso para levantarla. Tal como dice el relato, cuando llega a altura de sentarse, ella se gira hacia la derecha (tiene la mano en la montura) con la ayuda del hombre, y cae sentada sobre la montura, enfrentando a quien le ayuda (recordemos que es montura lateral). Al tenerla sujeta por los tobillos, no hay manera que se caiga para el otro lado. Una vez sentada, levanta la pierna derecha y la pasa por sobre la horca de la montura y se acomoda en los estribos.

Jenofonte dijo...

Los métodos francés e inglés son mera técnica, el método chileno sería un acto de acrobacia...

https://familiamuzykantriedel.blogspot.com/ dijo...

Estimado:
Me he tomado la libertad de publicar una foto de las que acá aparecen dado que me pareció muy apropiada para aclarar conceptos del Capítulo V "El destino lo es todo" de mi blog " De Prusia a Argentina - Historias Heroicas de Supervivencia". https://familiamuzykantriedel.blogspot.com/
La foto aparece en el Capitulo V - Miscelaneas.
De estar en desacuerdo con mi actuar, solo me lo hace saber y la retirare.
Muchas Gracias
Eduardo Muzykant