23 de junio de 2016

La máquina de escribir


Se sabe que en 1575 un impresor llamado Francesco Rampazzetto inventó una máquina que imprimía letras en un papel. Mientras avanzaba el tiempo se vio que era necesaria una máquina que facilitara la escritura y numerosos inventores se dedicaron a la búsqueda de una solución. Así, durante el siglo XIX fueron desarrolladas diversas máquinas en la que diversos inventores pusieron su mayor empeño. Algunos con un propósito distinto, Agostino Fantoni inventó una máquina en 1802, para su hermana ciega pudiera escribir. 

Pero fue el 23 de junio de 1868 que Christopher Latham Sholes obtuvo la patente para una máquina a la que llamó typewriter, desarrollada en conjunto con Samuel Soule y Carlos Glidden.
Aunque esta máquina era solo una más entre docenas de otras similares, esta nueva máquina fue la primera en ser producida comercialmente. Además, la máquina incorporaba el teclado con la distribución que se llamaría querty, por el orden en que estaban dispuestas las primeras cinco teclas en el lado superior izquierdo.

––Es muy curioso ––comentó Holmes–– que una máquina de escribir tenga tanta individualidad como lo que se escribe a mano. A menos que sean completamente nuevas, no hay dos máquinas que escriban igual. Algunas letras se gastan más que otras, y algunas se gastan sólo por un lado. Por ejemplo, señor Windibank, como puede ver en esta nota suya, la «e» siempre queda borrosa y hay un pequeño defecto en el rabillo de la «r». Existen otras catorce características, pero éstas son las más evidentes.(Arthur Conan Doyle, Las aventuras de Sherlock Holmes


De ahí en adelante comenzaron a evolucionar incorporando más detalles, como la cinta bicolor. Luego apareció la tecla llamada shift, que permitía que una misma tecla imprimiera dos letras diferentes, disminuyendo así el número de teclas necesarias.
Levanté la pesada máquina de escribir de su escritorio y la llevé por el pasillo. Dos muchachas en paños menores estaban saliendo del camarín y, al verme, la más alta dijo a través de la puerta, 'cuiden sus bolsillos muchachas, que ha regresado,' y su amiga le dijo: 'Tiene que ser un periodista,' y riéndo bajaron por las escaleras. (Len Deighton, El archivo Ipcress)



La electrificación vino después, y entre 1914 y 1923 se desarrollaron las máquinas eléctricas, que aliviaban el esfuerzo de que debían realizar los operadores (operadoras)
Finalmente aparecieron las máquinas electrónicas, con pantalla, capacidad de almacenar textos completos y posibilidad de corrección.
De modo que ahora lo que llevaba con él eran sus dos maletas y su máquina de escribir portátil; la máquina era para escribir cartas pidiendo trabajo. Probablemente tendría que escribir muchas, pensó sombrío. Incluso en Long Beach la situación iba a ser difícil. En Hollywood habría sido imposible. (Fredric Brown, Marciano vete a casa)

Este fue el último desarrollo antes de que la máquina de escribir cediera ante la presión irresistible de los computadores con procesador de texto y conectadas a una impresora.
—No solemos dar certificados —contestó el gato, frunciendo el entrecejo—, pero bueno, siendo para usted, haremos una excepción. Nikolái Ivánovich no tuvo tiempo de reaccionar, antes de que la desnuda Guela se sentara a una máquina de escribir y el gato le dictara. —Se certifica que el portador de la presente, Nikolái Ivánovich, ha pasado la mencionada noche en el baile de Satanás, siendo solicitados sus servicios en calidad de medio de transporte... Guela, pon entre paréntesis: «cerdo». Firma: Hipopótamo. (Mijail Bulgakov, El maestro y Margarita)

Curiosamente, cuando la compañía Remington comenzó a comercializar las máquinas de escribir, asumía que no se usarían para componer un texto, sino para transcribir dictados, y que la persona que la usaría debía ser una mujer.
Ha pasado el tiempo y las nuevas tecnologías desplazaron a las máquinas de escribir, pero hay un detalle que no carece de importancia, el teclado sigue siendo QWERTY…
Otro acontecimiento extraordinario durante mi estancia en el ejército fue que logré escribir un relato. Durante el entrenamiento básico, convencí al bibliotecario para que me encerrara en la biblioteca cuando iba a almorzar y me dejara usar la máquina de escribir. Al cabo de varias sesiones, había terminado un relato de robots que envié a Campbell. Se llamaba Evidence y se publicó en el número de septiembre de 1946 a ASF. (Isaac Asimov, Memorias)




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