1 de enero de 2011

Caleidoscopio musical, o Feliz inicio de año...

Anoche a las 2 de la mañana, era yo el hombre más feliz... un verdadero "hombre sin camisa".
Y eso, sólo porque se cortó la luz. Sí, se cortó la luz en un tercio de Antofagasta, "mi tercio". De modo que a las dos de la mañana había un apreciable silencio, una gran tranquilidad, no sólo en mi cuadra, sino también en todo el barrio.
Y pudimos dormir a satisfacción.

Lamentablemente, canté victoria antes de tiempo. Ilusamente, supuse que por este año me había librado del escándalo con que suelen agradarnos nuestros queridos vecinos de enfrente. Mal hice. Mal hice, porque hace ya una hora que empezaron su celebración postergada. Un ruido sin asunto, un escándalo sin pies ni cabeza.

Porque si tocaran alguna música a altísimo volumen, podría uno llegar a entenderlo, a buscar una explicación para bullicio tal. Pero es que no tocan música, hacen escándalo, simplemente.
Porque ¿cómo entender que estén tocando el más ordinario de los reguetones, para cortarlo a la mitad con Thriller, seguirlo con una cumbia y luego interrumpir a ésta con una balada en inglés de hace 30 años, para luego volver al reguetón? O sea, ¿es un DJ drogado? ¿simplemente no saben que quieren? ¿el exceso de alcohol no les permite realizar procesos mentales coherentes?

Y lo peor es que -por experiencia empírica- estas cosas duran hasta el otro día...

En estas ocasiones es cuando agradezco no vivir en norteamérica, y no poder comprar un fusil de asalto en la armería de la esquina...  no resistiría la tentación, definitivamente...


Y mejor hasta ahí lo dejo (al compás de Emmanuel...  XD)

(Que no, que ahora es un bolero...  O_o)

.

1 comentario:

Reca dijo...

Entre la multitud de mis defectos tengo algunos detalles bastante buenos, como la capacidad de dormir profundamente aunque haya ruido. Puede que se me haya desarrollado como un defensa natural ante la necesidad de dormir de día, después del turno de noche, en una casa con cinco hijas activas y por lo tanto bulliciosas y rodeado de vecinos que NO hacían turno C.

De ahí que a la pregunta:
-¿Cómo pudiste dormir con la fiesta que tenían los vecinos anoche?,
puedo responder con otra pregunta, desconcertante pero ingenuamente honesta:
-¿QUÉ fiesta?
-¡Pero como no la ibas a escuchar!
-Eso mismo, no la escuché...

Lo malo es que no puedo evitar sentirme culpable, aunque no se de que...