Aunque un poco tarde

Como ahora sólo puedo opinar los fines de semana

(desde El Tesoro no se puede),

siempre estoy llegando tarde a los comentarios.

Pero igual quiero decir que nosotros también pasamos por la carrera de "disfrazerismo",

de la que tomamos varios ramos:

"trajes típicos atípicos", "fauna variada" y, por supuesto,

"héroes infantiles", con mención en cine y tv.

Rodrigo, entre el jardín y la enseñanza básica,

no se perdió la oportunidad de disfrazarse,

quieras que no,

varias veces al año.

Desde el Gato con botas hasta un traje de Saya,

con dragones bordados y todo,

Rossana se la jugó siempre, a mano y a máquina,

para mandarlo lo mejor disfrazado

o típicamente vestido posible.

Creo que lo más fácil debe haber sido

la vestimenta típica cubana,

y lo más elaborado,

los trajes diseñados por su mamá

para las fiestas de disfraces de fin de año,

donde dependía de la creativdad de cada uno de qué iba vestido el niño.

El hijo tuvo trajes lindos, como el de príncipe,

que vestía cota de mallas bajo la sobreveste,

adornada por un escudo pintado a mano.

También ganaron aplausos el de Karate Kid,

con el dibujo original pintado en la espalda,

tal como el del personaje,

y el de Power Ranger, hecho completo,

desde las botas hasta el embozo,

por su mamá.

Lo único malo es que, con tanto disfraz

y aparición en público,

desde que entró al liceo no se disfraza ni aunque le paguen

y por nada se sube a un escenario...