Sobre la decadencia del arte de mentir (fragmento)
Mark Twain
Ensayo para ser leído y discutido en reunión del club de historiadores y anticuarios de Hartford, propuesto para el premio de treinta dólares . Ahora publicado por primera vez.
Observen bien, no pretendo insinuar que la costumbre de mentir haya sufrido decadencia o interrupción algunas... no. Y es que la mentira, en tanto virtud y principio, es eterna; la mentira en tanto recreación, respiro y refugio en tiempos de necesidad, la Cuarta Gracia, la Décima Masa, la mejor y más segura amiga del hombre, es inmortal, y no desaparecerá de la faz de la tierra mientras exista este club.
Mi queja se refiere sólo a la decadencia del arte de mentir. Ningún hombre de principios, ninguna persona en sus cabales, puede ser testigo de la forma de mentir torpe y descuidada de la época presente, sin dolerse de ver tan noble arte así prostituido. En presencia de tan nutrido grupo de veteranos, naturalmente abordo el terna de manera tentativa; soy como una solterona tratando de enseñar puericultura a quienes han sido madres por milenios. No me quedaría bien criticarlos a ustedes, caballeros, pues todos son mayores que yo —y superiores a mí en este asunto— y, por ende, si de vez en cuando parezco hacerlo, confíen en que, en la mayor parte de los casos, lo hago con espíritu de admiración más que por buscarles los defectos. Es más, si ésta, la más bella de las bellas artes, hubiera recibido en otras partes la atención, el aliento, la práctica consciente y el desarrollo que ha recibido en el presente club, no necesitaría yo pronunciar este lamento o derramar lágrima alguna. No lo digo para adularlos: lo digo en un espíritu de reconocimiento y apreciación justos.
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