De aquella voz melodiosa,
creo tal vez solamente
los ángeles del cielo
puedan tener realmente,
Prisionero me sentía
como de anzuelo, pensaba,
de musical armonía
que desde el mar me llegaba
No me importaron las olas
y luché contra los vientos
solo quería librarme
de la angustia los tormentos
Y llegar hasta la dueña
de aquella voz armoniosa
dulce miel hecha sonido
y cantante misteriosa
Pero choqué con las rocas
que mi barca destruyeron
y descendí hasta el abismo
que las aguas me sumieron
Pues era la vera fuente
de esa voz tan deseada
una sirena muy hermosa
pero no menos malvada...
1 comentario:
Bueno. Muy bueno, para -según dices- estar abandonado de las musas.
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