El poeta del siglo XXI debe ser capaz de decir sin temor que leyó a Cortázar, a Dalton, a Celaya, a Jodorowsky, incluso a Huidobro o a cualquiera de los Rokha antes que a Neruda. Debe ser capaz de sentirse orgulloso de haber leído al joven Verne en su París en el Siglo XX (Manifiesto de los jóvenes Poetas pretenciosos de rebeldía). Debe reconocer que Verlaine, Rimbaud o incluso el viejo Baudeliere no son más que petit buchés de la poesía moderna y que el alma humana en su forma más cruda no nos la revela nadie más que los Hesses, Kafkas, Bulgakovs y Andreievs… o hasta Dostoiewsky.
El Poeta del siglo XXI debe ser capaz de darse cuenta de lo anacrónico que es el hedor de la decadencia, del vino en aceras de orines, de la sexualidad profanada hasta la depravación zoofílica o escatológica.
Pues fue el mismo Celaya quien dijo:
“Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse”
Y quienes son esos neutrales, sino aquellos que pretenden apartarse de todo sumergiéndose en el mismo lodo sin mancharse. El Poeta del siglo XXI debe ser un profeta que anuncie el arte de la liberación, que tome el partido de los creacionistas, de los libres, de los vanguardistas y rebeldes… un poeta que sin necesidad de tener la voz afinada o el pincel a su merced, sea capaz de alimentarse de cada detalle que ofrece el mundo triste real y el dulce porvenir de los pueblos… y ser capaz de leer no al Benedetti insípido, sino al que aseguró:
“la consigna es vivir a pesar de ellos
al margen de ellos o en medio de ellos
convivir revivir sobrevivir vivir
con la paciencia que no tienen los flojos
pero que siempre han tenido los pueblos
la consigna es joderles el proyecto
seguir siendo nosotros y además formar parte
de esta linda tribu que es la humanidad
qué proeza si arruináramos nuestra ruina y de paso
liberáramos nuestra liberación”
Qué tristes son los poetas que le cantan a la rosa, a la vagina, a la cerveza o al papel higiénico; qué inseguros y temerosos los que crean protagonistas putas, bohemios, cafiches y no tienen más héroes que los parásitos que se comen sus ombligos.
La decadencia, la bohemia, la oscuridad y el vampirismo pasaron de moda el siglo pasado. El Poeta del siglo XXI debe ser artista, creador, por excelencia. Debe posar sus pies en este mundo depravado plagado de fantasmas borrachos de negroliberalismo para poder llevar o con sus versos o con su pasión de la mano a los pueblos a la ruina de su ruina, a la libertad de su liberación y tomar el partido del Hombre Nuevo.
Felipe Robles Castillo
Iquique, Latinoamérica y el Caribe
Febrero del 2009
12 de febrero de 2009
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3 comentarios:
chuuu... quedé sin palabras.
wena sobrino!
PLOP
Este Felipe Robles de Iquique, Latinoamérica y el Caribe(?) es un verdadero orgullo. Y es Castillo !!!
Leí con verdadera atención como hace tiempo no lo hacía y ... me saco el sombrero. Cuanta verdad hay allí !!!
¿Dónde están entonces
los poetas del siglo XXI?
¿Caminan acaso
con las manos en los bolsillos,
mientras los vendedores de basura
convierten en un Reality
el siglo que les pertenece?.
Las estrellas están ahí
pero no bajan,
deben volar
si quieren alcanzarlas.
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