No puedo dormir.
He despertado de madrugada,
y al abrir los ojos,
recorrí la penumbra
de la habitación,
sin apenas ver nada.
Hasta que levanté la mirada
y allí estaban:
extrañas sombras
que se movían en el techo.
Extendí mi mano
hacia ellas,
en medio de mi sopor,
cuál si quisiera alcanzarlas.
No pude ¿cómo podría?
Sólo logré que se hicieran
más nítidas, más claras,
y entonces noté una mano
que parecía buscar la mía.
Nunca llegaron a tocarse
¿Cómo se alcanza una sombra?
Vino el entendimiento entonces,
a mi mente obnubilada,
prendí la luz y las sombras
huyeron, fugieron al lugar
de donde venían:
mis confusos pensamientos.
Y yo me levanté porque,
como siempre digo,
ante la falta de sueño
haz algo productivo.
Ya dormirás después.
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